Mostrando entradas con la etiqueta Irene X. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Irene X. Mostrar todas las entradas

martes, 15 de diciembre de 2015

-

Este calendario son dos años rotos y este es el penúltimo mes.

El primer y último desayuno de cientos 63.

Desayunaban todos los días en la misma cafetería. Cada uno a una hora diferente. Nunca tomaron la misma decisión al mismo tiempo. Un día ella se atrevía con el café y él elegía el batido que usualmente tomaba ella los miércoles. Otras él hojeaba el periódico dos horas antes de que ella abriese un libro de Kafka.
Otras ella no llegaba a sentarse en la segunda mesa al fondo a la izquierda, que es donde siempre se sienta él. Y tenía que salir disparada a la oficina una hora andes de que él llegase, sin prisa.

Desayunaban todos los días en la misma cafetería cada uno a una hora diferente, donde desayunaron la primera mañana; a las diez. Antes de saber que esa había sido su última noche.

_________________________________________________________________________________


MAR.
29
Índice de una despedida; todas las canciones mienten.

Esta no es la última vez que voy a escribirte
sólo se me da bien mentir a las personas
con folios en blanco no puedo
y tú siempre has sido como un libro abierto
con una piedra por marcapáginas. 

Ojalá te tengan y no dejen de quererte
-(nunca)-
he sabido mirar a los ojos del que ama y negarle el placer de acabar con todo
lo que necesita para sentirse vivo.

Evoco la nostalgia de los cobardes
para escribir sobre los valientes que se atrevieron a soltar las manos de la cornisa.

Ojalá siempre tengas miedo para que puedan quitártelo todo.

Que te den la mano para cruzar la calle
que se os pongan en rojo los semáforos
quitándoos las legañas del que no duerme
porque no quiere
o porque te quiere hacer sudar
sin esfuerzo.

Que te follen más o menos
pero que te lo hagan
el amor o feliz
lo que seas.

Ojalá te despierten en París
estés en la ciudad que estés
todas las mañanas.

Siempre nos quedará Grecia

Ojalá el camino te encuentre a ti
y no tenga cojones a despertarte.

Que no te haga falta Navidad para recibir regalos
que no tengas que morir para recibir flores
que te pongan el grito en el cielo solo si piensan subirte
y que no te suelten
-(nunca)-
he sabido como despedirme
saludando sin perder las formas 
y los vestidos de volantes.

Que te besen con las mismas ganas con las que me fumo el primer cigarro del día
y te traigas como desayuno a la cama
y se queden a comer
hasta que te acabes toda esa tristeza
que fui acumulando bajo tu cama
mientras te hacías la dormida.

Que te multen los vecinos por la risa
y que lo pague otro.

Que te vaya bien.


Que te vayas bien.

Pero lejos.



miércoles, 2 de diciembre de 2015

De amontonar libros

El amor va de amontonar libros
como hacíamos de niños
para subirnos y alcanzar 
ese que esta en lo alto de la estantería.

E inevitablemente
también
de saber ser escalera
cuando toca
o cuando no quiere hacerlo.

lunes, 26 de octubre de 2015

Gilipollas 62

Cuando una puerta se cierra, dime qué cojones importa que se 
abra una ventana si te has pillado los dedos.

Para sentirte como me siento tendrías que ser faquir

There's a party in my head and no one is invited
and you will never come close to how I feel.


La próxima vez que digas que te duele lo mismo que  a mi voy a córtate
le lengua para que sea lo último que digas. Pues si algo saco en claro del tiempo
que pasé contigo es la oscuridad. Eso y que cuando me muera, por muy mala 
que haya sido con otros, no voy a ir a un sitio peor.

Recuerdo la primera vez que te vi. La recuerdo porque pensé que no me 
haría falta ver la aurora boreal, ni Valparaíso, ni la extinción de las avispas. 
Lo recuerdo porque pensé que ya había visto todos los deseos que pedí cuando
me pedían en los cumpleaños que los pidiese.

Y ahora mírate,
te has convertido en ese tipo de gente que tapa un paisaje precioso en las fotos
con su presencia sólo para atestiguar que ha estado allí.
Y así conmigo.
Y así con todo.

Me hiciste no querer volver a sonreír por no querer volver a sonreír por nada.
Vivir en la sucesión de unos días debatidos entre querer dormir y no querer
que fuese mañana.

No le digas a alguien que le sigues queriendo si no es haciendolo,
Me hiciste inmune a la belleza. Y ser inmune a algo se parece demasiado a
estar enfermo de algo.

A veces pienso que me besabas con los ojos muy cerrados solo para no ver a 
quien estabas haciendo daño. Que si me encontrases espiando entre tus cosas,
probablemente me hallaria en la basura. Que fui una anestesista a la que ma-
taste sin cuenta atrás, sin anestesia.

Tú eres todos mis fantasmas. Volver a volver a volver a acostarme contigo fue
lo más parecido a la necrofilia que he hecho en la vida.

Me tenías a tus pies. Yo tardé años en darme cuenta (qué es lo más lejos que 
se puede tener a alguien),

Tanto me doliste que tuve que hacerme daño en  mil quinientos diecinueve
sitos diferentes para olvidarte.

Ahora que no te recuerdo tampoco recuerdo la cura de los mil quinientos
dieciocho.

A menuda digo que estoy en paz con mi pasado sólo por no decir que per-
dono lo imperdonable, pero estoy en paz con mi pasado.

Sigo viva, guardar rencor y odio es como dormir entre tarántulas.
Desear el sufrimiento ajeno nunca ha aliviado el propio.

No quiero saber nada más de ti, pero si algún día no sabes quien eres:
ven y te lo recuerdo.

A fin de cuentas, el amor es una madre en la puerta de un colegio diciéndole
a su hijo ''al menos dime quién te ha hecho eso''.

Pero yo nunca te delataría.





Postergar 78

No sabe si tiene mucho que hacer hoy o demasiado que evitar.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Exigencia 20

Quiero que me digas que me amas.
Quiero que parezcas amarme de verdad.
Quiero que padezcas de amarme en este momento y que
nada pueda detenerte de perderte.

Que te pongas nervioso,
que te quites importancia
y entonces con voz de ultimo intento:
te amo
te amo
te amo
entre cientas te amo
y te besaría si aun cien labios se abriesen en mi nombre.


Necesito que me digas ahora que

dispararías contra todas las sirenas,
que ellas cantan la misma puta canción
y que, sin embargo, yo
y yo
y yo
y yo
me repito,
siempre diferente,
siempre igual de igual.

Me urge que has memoria y que
de los mil peces que hay en el mar
solo te duela el cuarto segundo en el que yo no te recuerdo.


Que no te quepa mi nombre en la boca
que jugueteen las letras entre tus carrilos
y me vomites ramos de colores y regaliz
que me ames
y me ames
y me ames
que toleres que no te ame
que no soportes que lo hagan otros
que conjures para que me odien
y me odien
y me odien.
Que me augures la peor de las torturas en las cosquillas ajenas.

Que no temas por mi salud mental
que te dé miedo que parta una cara
y en ninguna mitad halles tu rostro.

Quiero que me des tu palabra
y morir en el acto.
Que las ganas de hacerme el amor
te lleven hacerme desgraciado si no es ahora,
si es más tarde,
si no es contigo.

Que me hagas testamento,
que me escribas
y me escribas
y te escriba
que me asistas como a un funeral en el que se te escapa la risa
justo al lugar donde están enterados toso mis dientes de leche,
y te pillen exhumando mi inocencia
los que creyeron que la había perdido.
Que me llames,
y me ames
y te ame

como si a la tercera,
por fin,
fuese yo la vencida.




No es él quien escribe cuando no es a mí.


Justificante 83

Porque tú haciéndolo lo peor posible lo hiciste mucho mejor que el resto.