There's a party in my head and no one is invited
and you will never come close to how I feel.
La próxima vez que digas que te duele lo mismo que a mi voy a córtate
le lengua para que sea lo último que digas. Pues si algo saco en claro del tiempo
que pasé contigo es la oscuridad. Eso y que cuando me muera, por muy mala
que haya sido con otros, no voy a ir a un sitio peor.
Recuerdo la primera vez que te vi. La recuerdo porque pensé que no me
haría falta ver la aurora boreal, ni Valparaíso, ni la extinción de las avispas.
Lo recuerdo porque pensé que ya había visto todos los deseos que pedí cuando
me pedían en los cumpleaños que los pidiese.
Y ahora mírate,
te has convertido en ese tipo de gente que tapa un paisaje precioso en las fotos
con su presencia sólo para atestiguar que ha estado allí.
Y así conmigo.
Y así con todo.
Me hiciste no querer volver a sonreír por no querer volver a sonreír por nada.
Vivir en la sucesión de unos días debatidos entre querer dormir y no querer
que fuese mañana.
No le digas a alguien que le sigues queriendo si no es haciendolo,
Me hiciste inmune a la belleza. Y ser inmune a algo se parece demasiado a
estar enfermo de algo.
A veces pienso que me besabas con los ojos muy cerrados solo para no ver a
quien estabas haciendo daño. Que si me encontrases espiando entre tus cosas,
probablemente me hallaria en la basura. Que fui una anestesista a la que ma-
taste sin cuenta atrás, sin anestesia.
Tú eres todos mis fantasmas. Volver a volver a volver a acostarme contigo fue
lo más parecido a la necrofilia que he hecho en la vida.
Me tenías a tus pies. Yo tardé años en darme cuenta (qué es lo más lejos que
se puede tener a alguien),
Tanto me doliste que tuve que hacerme daño en mil quinientos diecinueve
sitos diferentes para olvidarte.
Ahora que no te recuerdo tampoco recuerdo la cura de los mil quinientos
dieciocho.
A menuda digo que estoy en paz con mi pasado sólo por no decir que per-
dono lo imperdonable, pero estoy en paz con mi pasado.
Sigo viva, guardar rencor y odio es como dormir entre tarántulas.
Desear el sufrimiento ajeno nunca ha aliviado el propio.
No quiero saber nada más de ti, pero si algún día no sabes quien eres:
ven y te lo recuerdo.
A fin de cuentas, el amor es una madre en la puerta de un colegio diciéndole
a su hijo ''al menos dime quién te ha hecho eso''.
Pero yo nunca te delataría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario